20090622

Tus pupilas

Tus pupilas, negros agujeros traga enigmas, se agigantan para dar paso a la realidad que nos arrulla con sus fantásticos caleidoscopios multicolores. Como una polilla, yo, revoloteo el manto de la noche saboreando los neones intermitentes que le ofrecen cobijo a mis repugnancias. Inhalas mi presencia, abducís mi atención hacia la carne palpitante de tus labios. Tu sardónica risa me engolosina, arrastrándome al vórtice de tu influjo donde irremediablemente caigo a tus pies, hechizado y con los sentidos heridos. Como un furibundo huracán tu aliento me arranca del plano de las certezas empantanándome entre vahos cancerígenos de lascivia y fétidas emanaciones sentimentales. Pero logro sobreponerme al arrebato para imponer mi galanura desgarbada, dando pie al inicio del empático ritual que aglomera los cuerpos sin nombres.
Consumimos los segundos embriagándonos con el dulce vino del deseo, nuestra sangre emponzoñada cabalga los latidos de nuestros corazones, impartiendo el fuego que derrite los barrotes de la prisión de la bestia. Nuestras mentes se trenzan en garabatos de ideas, dando a luz visiones de futuros pretéritos y epopeyas de bolsillo que retroalimentan el veneno que nos mantiene en la vía. Recorro tu piel como una carretera persiguiendo las jugosas costas de la pasión, ávido de zambullirme entre eléctricas oleadas de goce y dejarme atraer magnéticamente hacia tu centro para deshacerme entre convulsiones espásticas, dejando tras de mi las sales de mi existencia y el enigma del universo incognoscible, perdiéndome para siempre en tus pupilas que nunca más volveré a ver.

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