Dicen que la cordura es la forma correcta de percibir la realidad, la locura muchas veces es la cura contra tanto sufrimiento. La mente es un enigma, semejante al cosmos infinito: mística e inabarcable. Podríamos asegurar que es la clave de la evolucion humana, del "progreso", aveces creo que también es nuestra condena. Muchas veces se convierte en prisión, en laberintos infinitos. Es difícil penetrar en la mente de otro individuo, más aun cuando este ha cerrado todas las puertas consigo dentro. Ciertas personas creen que la llave para estos casos esta en el corazón, es posible que tengan un poco de razón.
Diana comenzó a construir su laberinto de pequeña, cuando su padre las dejo a ella y a su mamá para siempre. Lo cierto es que ya era una gigantesca construccion mental y le sirvió de refugio en aquellas oscuras noches enque la persona que amaba, embestia su cuerpo con furia animal. Ella lo consetia, no lo disfrutaba porque para ese hombre ella no era mas que un pedazo de carne caliente, pero con solo catorce años creia que el amor debia ser asi. Su madre se habia encargado desde sus cinco años en recalcarle lo que los hombres querian de ella. En su laberinto fue dejando todo lo que era bello, todo lo puro. Mientras ella misma por fuera sentia que su carne se corrompia. Por eso resistio los golpes, más luego no lloro por los vejamenes que le imponian aquellos seres en que depositaba la esperanza.
Cuando llego a Alejandro, al mismo tiempo en que Sebastian la conocio, su ser estaba dividido: por un lado vivia en su escondite donde aun era una pequeña niña que disfrutaba dibujando con tiza sobre la pared blanca de su prision, al mismo tiempo era una replica casi exacta de su madre descreida del mundo y cansada de si misma. Sin embargo creyo que en él encontraba un espejo y que juntos podian escapar hacia dentro del otro mundo. El en por el contrario sentia clautrofobia mientras más se adentraba y lo que fue peor, descuido la custodia de los monstruos en su prision mental. Cuando Alejandro decidio patear el tablero y abandonar el juego, Diana sello las puertas de su encierro de marfil onirico, con un grito que fue su unica conexion posible con la realidad. En ocasiones cuando pasa cerca de las puertas de su laberinto recuerda y vuelve a gritar.
Sebastian inutilmente la visito casi todos los dias, buscando su mirada, tomandole la mano, fantaseando que es capaz de derrotar al monstruo que la mantiene encerrada, sin comprender que a los ojos de ella todos son minotauros. Con el tiempo el comenzo a convencerse de que nunca tendra acceso a la llave que la libere, porque aunque no lo quisiera reconocer para ella nunca fue más que un espectador en silencio. Por eso dejo de ir cada mañana, hasta que paso un mes entero sin verla, y las heridas comenzaron a cerrarsele, no sin emanar su ponzoña.
Fue entonces que entro Alicia en el juego. Ella sabia de laberintos, de prisiones y de silencio. No era santa, ni su fé era lo suficientemente fuerte como para creer en milagros. Pero habia aprendido lo suficiente de la vida como para confiar en ella misma. Desde el primer dia, fue el sol que despejo las tinieblas en el claustro de Diana. Cuando Sebastian la vio por primera vez, se sorprendio de la union que mantenian ambas. Nuevamente volvia a ser un espectador en silencio, pero esta vez no lo dejaria pasar.
Se acerco a Alicia buscando la llave para entrar en Diana, pero poco a poco fue perdiendo el interes en ella y deseando el brillo del sol en cada amanecer. El fue contadole todo lo que Diana le habia confiado, asi ella pudo ir adentrandose en el enigma de la mente de su paciente. Comenzo entonces a mejorar, la luz que se filtraba hacia su interior le daba una razon para querer libertad. Cuando Diana regreso a su casa, custodiada por su madre, La reina de corazones, a quien la culpa le habia llevado a hacer algo realmente en favor de su hija y velada diariamente por Alicia, como su asistente terapeutica, Sebastian comenzo a darse cuenta de la realidad. Su nexo con Alicia dependia de la enfermedad de Diana y auque esta se curara nunca formaria parte de su vida, de todas formas ya no lo queria. Alicia era el sol, Diana la luna. El ya no queria vivir la vida en una noche eterna.
Creyo que la clave estaba en La reina de corazones, que ella se quedaria con su hija, mientras el robaba el sol. Por eso comenzo a entretejer un nuevo laberinto, aprisionando en sus redes a Diana, Alicia, La reina de corazones y él. Erigio muros de mentiras en torno a ellas, separandolas una de otras, pero con el tiempo el mismo encontro dificultad para salir de alli.
La reina de corazones en su celo por proteger a su pequeña rosa roja, prefirio encerrarla bajo una cupula. La falta de oxigeno la mato, pese a los intentos de Alicia cuya luz se habia vuelto demasiado brillante para sus debiles ojos. Una mañana Diana se abrio al garganta, quizá buscando asi liberar tantos años de silencio.
Su madre culpo a su terapeuta del tragico final y se consumio asfixiada bajo su castillo de naipes invisibles. Alicia se sintio enferma, por poco habia perdido su fuerza en todo ello y abandono para siempre los laberintos, los naipes y los espejos. Sebastian perdio el sol, la luna y la cordura, los muros gigantescos se cerraron delante de él. Todavia persigue en vano al conejo blanco en su carrera matutina gritando: ¿Alicia donde estas?