Con un movimiento circular de tu mano trazas una idea, tus ojos brillan, tu alma por dentro se incendia. En tus palabras las llamas cropitan inflamando mi imaginacion. Me dibujas unas alas con un chasquido de tu lengua y una nota perdida me remonta hacia el cosmos.
Planeo las imagenes que tu voz logra poner en el universo de mi mente y me pierdo más alla de los limites de mi alma, sin hilo de plata, sin rio, montaña ni elefantes.
Persigo un simbolo flotando en la nada, juego con el tiempo entre mis manos como una soga que se anuda, se estira, se corta y desvanece al compas del titilar de una estrella vagabunda que custodia la salida hacia una realidad enferma de desolacion, falta de ilusion y vacio.
Y llego hasta un puerta, de madera robusta, misteriosa e imperfecta. Al contacto con el pomo me empequeñesco, tanto que quepo en el agujero de la cerradura que curiosamente tiene la forma de las piernas de una mujer. Un aroma olvidado pero familiar me arrastra hacia adentro como una corriente y cierro los ojos perdiendome, dejandome llevar.
UN arbusto en medio de la oscuridad, sintiendo el aliento de ella y el latir de su corazon nervioso, un grito de piedra libre y correr, correr para nunca llegar. Escuchando los gritos de un vecino ofuscado por la siesta interumpida. Correr con el corazon en la boca sabiendo que mamá hace rato espera con la comida. Caer y llorar encerrado en una prision con barrotes de nylon un sonajero para revolear. Entonces llorar, llorar, sientiendo frio, hambre y miles de cosas más.UNa luz cegadora abre mis ojos y ahi estoy tras la ventana otra vez, viendo la lluvia caer y los relampagos destellando en el cielo. Cuento 1,2,3... y el trueno sacude los cimientos del edificio de mi ser, suenan las bombas cayendo sobre Hiroshima e inutilmente me refugio entre las frazadas. La alarma suena por encima de nuestra cabezas y el ruido de las botas nos hacen sentir ratones refugiados en la alacena esperando que el exterminador se vaya dejandonos en paz. Pero entonces una mano gigante me arrebata a Ismael, no lloro por miedo y ese grito ahogado queda para siempre atrancado en algun lugar de mi alma. Esa mano resulta ser la mia e inyecto la dosis letal sobre la rata de manera cruel, sin embargo una lagrima tibia resbala por mis mejillas buscando camino para ser libre en el mar, mas no llega, muere en una pampa seca, de tierras cuajadas y animales muertos de inanicion. Entonces lloro, lagrimas ardientes de sangre que inundan el desierto de muerte volviendose un rio de venganza. Todo tiembla, se sacude y desaparece, regreso a la nada, a la estrella atravezando la cerradura de una puerta cerrada y a la busqueda de un simbolo de paz.
La voz grave, pausada, monotona sigue estallando como olas del oceano contra mi mente. Y regreso a tu presencia, a tu vision y vomito un mundo creado por y para vos.
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