20070714

Más de lo que sueño...

Soñé que tomaba tu mano y caminabamos, el mundo se veía árido a nuestro alrededor, sin embargo nuestras sonrisas hacian florecer jardines de rosas sin espinas dentro del corazón. Nos detuvimos frente a un oasis no por refugio del sol, ni por sed, mas aun tomados de la mano nos arrodillamos y por un segundo el reflejo de nuestras almas nos fue devuelto de las calmas aguas. Me perdí en tus recodos, mas cuando quise volver ya no estabas a mi lado, sino que del otro lado de la superficie liquida, me invitabas con la mirada, yo sentí miedo, por perderte y por seguir tu camino. Retrocedí, la mirada desenncajada a todos lados en derredor, buscando una ayuda una señal, algo que me impulsase mas allá de lo que mi razón me permitia. No la hubo y llore en soledad. Mis lágrimas se evaporaron al contacto con la arena y lejos oí los aullidos de los coyotes que venían a devorar mi alma vagabunda. Me asome al borde del abismo que separa nuestras vivencias y no te vi, nuevamente sentí miedo, por haberte perdido y por no saber encontrarte. Perdí toda esperanza, hasta que la voz del viento refresco mis sienes y creí tener las fuerzas para huir, para recorrer el camino de regreso al mundo e los seres normales. La loca idea de hallarte en el comienzo del viaje me atizaba el corazón, sin embargo no pude dar mas de dos pasos sin caer, ahora mi cuerpo era de carne y mi alma un enigma oculto tras milenios de incomprensión y falta de fe. Sonó otra vez la incitación al festín y yo me hallaba a las puertas del oasis. Recordé cuan estúpido había sido al no creer en la magia que se ocultaba detrás de nuestras miradas, en los rincones de nuestros abrazos de sanacion para almas heridas. Me sentí estúpido otra vez, por seguir acarreando los miedos en un lugar donde ya nada era lo que había conocido. Vi las fauces acercándose, los ojos rojos inyectados de una emoción ajena al odio,distinta del hambre, algo menos mundano pero no menos terrorífico. los coyotes saboreaban mi miedo que era como el néctar de las flores para las abejas. En ese instante todo comenzo a volverse irreal y real al mismo tiempo, la arena dejo su lugar paulatinamente al asfalto, los aullidos a la monótona charla de los desalmados preocupados transeúntes. El frió fue la primer sensacion, luego el desasosiego. Entonces algo helado hirió una de mis mejillas, como una diminuta daga de las hadas que solían poblar mis cuentos de guerra antes que fueran trasformados en fabulas de amor y felicidad, fue suficiente como para que recordara que cria en ellas, como creia en la magia de las palabras y en el hechizo de la vida compartida. Empecé a ver, los copos, con sus formas perfectas y armoniosas, no pude evitar ser el mismo de antes y grabar las imagenes de los cristales e agua olvidando el verdadero significado de aquel de aquel prodigio. Fue l viento ahora gélido quien con su voz siempre lejana pero familiar me ayudo a comprender algo. Estaba nevando, tus palabras vinieron a mi boca y sentí dentro mio el calor de tu presencia. Nunca te perdería, esa era nuestra promesa y como siempre la cumplirias. Algún día retomaría el camino, esta vez ya no de tu mano. Pero antes había un mundo que debía conocer aunque sea el mas mínimo detalle de lo que habia vivido. Con una dibujada para siempre, me encamine igual que muchas veces pero diferente, atravesando los cuerpos insensibles alas verdades del universo y tras comer de tu regalo nevado, comencé a relatar todos estos sucesos.

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