20070129

hace 26 años...

Dicen que 20 años no es nada, pero quiza si lo sean 26. Hoy miro hacia atras y veo lo largo del camino que he transitado. Las caras que han quedado como borrosos machones en el paisaje, las otras que me siguen como luces que acompañan mi travesia. Los viejos miedos, los ideales, las ilusiones, los problemas, las depresiones, etc.
Y como conclusion llegue a que no me arrepiento de nada de lo vivido y lo no vivido. He cosechado lo que sembre. Supere todo aquello en que me empeñe y fracase en aquellas cosas que me he dejado estar en la vida. Todavia queda mucho camino por andar, no se si me lleve hacia la cumbre o me quede atrapado en el laberinto de mis propios miedos. pero si estoy seguro de que he aprendido lo suficiente y he madurado, sin dejar olvidadas aquellas cosas que son importantes de pequeño y que de grande uno parece perder, esa suerte de inocencia y la capacidad de disfrutar las pequeñas cosas.
No queda mas que agrader y realmente si pudiera, en lugar de esperar regalos en este cumpleaños. me dedicaria a hacerlos yo, para demostrar lo bien que me hace la presencia, la palabra justa en el momento justo, los abrazos, los chistes, las canciones, los ratos perdidos sin hacer nada, los pequeños detalles y todos esas cosas que alimentan mi espiritu para poder seguir transitando esta senda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Para un amigo y aunque suene a estribillo de cajon con el corazon y sinceramente:

Te deseo primero que ames y que
amando, también seas amado(a).

Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar, no guardes rencores. Deseo, pues, que no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar.

Te deseo también que tengas amigos, y que, incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar.

Y porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, te cuestiones tus propias certezas.

Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no te sientas demasiado seguro.

Te deseo además que seas útil, más no insustituible. Y que en los momentos malos, cuando no quede más nada, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie.

Igualmente, te deseo que seas tolerante; no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.
Te deseo que siendo joven no madures demasiado de prisa, y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer, y que siendo viejo no te dediques al desespero. Porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que seas triste. No todo el año, sino apenas un día. Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena, que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras, con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo, que existen, y que te rodean, seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.

Te deseo que acaricies un gato, alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal, porque de esta manera, te sentirás bien por nada.

Deseo también que plantes una semilla, por más minúscula que sea, y la acompañes en su crecimiento, para que descubras de cuántas vidas está hecha un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero, porque es necesario ser práctico. Y que por lo menos una vez por año pongas algo de ese dinero enfrente a ti y digas: "Esto es mío", sólo para que quede claro quién es el dueño de quién.

Te deseo también que ninguno de tus afectos muera, pero que si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena mujer, y que siendo mujer, tengas un buen hombre, mañana y al día siguiente, y que cuando estén exhaustos y sonrientes, aún sobre amor para recomenzar.

Si todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo más nada que desearte.


VICOR HUGO