-Quien eres?- dijo la imagen difusa que se asomaba desde el otro lado de la puerta que separa el mundo en dos.
La pregunta quizá no era más que eso, sin embargo senti la interrogacion haciendo anclaje en mi pecho. Como un cuarto oscuro lleno de pululantes sombras que con sus obscuros tentaculos drenan la verdad de mi ser, reemplazandola por el virus de la incertidumbre.
Recorde una imagen ficticia de un hombre alzando mi cuerpo neonato y recitando como un salmo la etiqueta que durante muchas lunas cargaria sobre mi sien. Sabia que ahi no estaba la respuesta, que el pasado no atesoraba nada que necesitara ser rescatado. El rostro de mi padre se trasnfiguro, y descubri que ahora me hallaba yo mismo, hace apenas 10 años atras, sosteniendo a esa criatura. Ya no recitaba el mismo nombre, ni mi rostro era invadido por una inmesa alegria. Por el contrario, habia en él la amargura nacida del desprecio, la frialdad del sufrimiento y en el pozo del brillo de unos ojos perdidos el miedo, agazapado, trepando por los muros de una prision construida con ladrillos de falsas ilusiones, una pared que corrioda por la humedad del desengaño y los hongos de la traicion comenzaba a ceder dejando escapar monstruos aun peores que los que se ocultaban en el ropero de mi antiguo dormitorio de infante.
Y ese ser que se parecia a mi apretó el cuello del pequeño ser, con sus manos teñidas de la mentira de acariciar cuerpos alquilados, un gorjeo estrepitoso ascendio desde sus entrañas convirtiendose en una desgarradora exclamacion de verdadera insanidad.
Senti como la sangre corria a borbotones por las debiles venulas del recien nacido, como su cuerpo se amorataba y el oxigeno dejaba de ingresar a los alveolos de sus inmaculados pulmones. Pero la criatura no emitio quejido alguno, abrazo la negrura de la muerte con el alivio de los que saben que no hay vuelta atras en su camino, con el hastío de los que saben que es inutilo todo intento de perservar algo tan efimero e irreal como lo es la insignificante existencia de los seres humanos.
Su ojos antes del final se posaron en mi eterea presencia y me perdi en el abismo de milenios de vidas entrelazadas. Vi pasar, como estrellas fugaces en una noche envuelta en un mistico terciopelo negro, instantaneas de vidas no vividas, de sueños incumplidos, de noches inolvidables que jamas fueron y terribles confesiones que nunca existieron. Vi amores, enemigos, amistades, idolos, logros, perdidas, muertes, naciemientos, ideas, melancolia, futilidad. La succion del perpetuo abismo me aceleraba de manera irracional, mi cuerpo se deshizo, mi sustancia se confundió con la nada, mi conciencia flotó disgregada en un mar primordial rebozante de posibilidades de vida. Me invadió una sensacion de serenidad, paz y seguridad. Visualise como cada particula de mi dematerializado cuerpo respiraba y se mantenia con vida, como mis atomos se reunian con el azar de las irrebocables leyes de lo natural, un instante que duro millones de siglos derivo en mi recontruccion, entonces como una gota que va creciendo al borde de una canilla mi ser fue desprendiendose del resto, hasta que por fin me precipite hacia alguna direccion distinta de arriba o abajo, sentia que me precipitaba hacia dentro.
Entonces me vi al otro lado de la puerta y pregunte a mi desdoblamiento astral que aun estaba de pie frente a mi meditando su destino:
-Quien eres?
-Soy yo, he vuelto.
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